La agresividad en las personas mayores que nos rodean puede llegar a ser un problema. Es cierto que la situación puede descontrolarse, pero no lo es menos que debe tenerse en cuenta que estos comportamientos son fruto de problemas graves. Así, es necesario disponer de una estrategia adecuada para hacer la vida más fácil a los ancianos.
Cuáles son los motivos de la agresividad
Si en años anteriores los ancianos nunca han demostrado un comportamiento agresivo, la aparición de este problema puede deberse a una serie de enfermedades.
Por ejemplo, las personas mayores que comienzan a desarrollar los síntomas del Alzheimer o la demencia son proclives a manifestar comportamientos de este tipo. El motivo es que se sienten desorientados y faltos de confianza, dos problemas que acaban por provocar respuestas agresivas que antes no se daban.
De igual forma, hay situaciones que no pueden ser consideradas como enfermedades pero que sí que producen efectos adversos de este tipo. La soledad continuada, el aislamiento social e incluso la depresión harán que la respuesta de las personas mayores a los problemas cotidianos no sea la más adecuada.
Es fácil entender que todos los que rodean a una persona mayor tienen mucho que aportar para no fomentar estas situaciones que, al fin y al cabo, son las que llevan a problemas de agresividad.
Estrategias para controlar la agresividad en personas mayores
Queda claro que la agresividad puede ser entendida más como un síntoma de que no estamos haciendo algo bien que como un problema en sí misma.
Una de las técnicas que más funciona a la hora de disminuir las respuestas agresivas en ancianos es pasar tiempo con ellos. Este tiempo no significa una visita de una hora a la semana y poco más, nos referimos a tiempo de calidad en el que el anciano note que se le está tomando en consideración y que su compañía es valiosa.
Este simple gesto aleja fantasmas como el de la tristeza o la soledad, dos de las causas que pueden estar detrás de los problemas de agresividad.
Mantener a los ancianos ocupados es otra de las estrategias adecuadas para evitar episodios de conducta agresiva. Para ello existen muchos recursos como las actividades programadas. Además, con ellas se evita el envejecimiento prematuro y el deterioro de las capacidades cognitivas de los ancianos, por lo que se les estará haciendo un favor convirtiendo su vejez en un momento feliz.
Si se da el caso de un episodio de violencia verbal o física, lo mejor es olvidar los lazos que nos unen con la persona. Si el cuidador o la persona cercana a un anciano se toma la ofensa como algo personal, la relación se deteriorará irremediablemente. Mantener la distancia y comprender que el anciano está expresando un problema mayor es la mejor solución al problema.
En definitiva, la agresividad en las personas mayores es el síntoma de problemas mayores, por lo que hay que cuidar la situación y emplear estrategias que alejen la posibilidad de vivir un momento de este tipo.